Crítica: Las cuatro almas del coyote (en español)
Nominada a mejor película independiente en los Annie Awards.
A través de la plataforma Movistar+, el próximo 4 de marzo llega a España la película húngara Las cuatro almas del coyote (Kojot négy lelke/Four souls of Coyote). Largometraje para adultos animado en 2D, de drama y aventura, dirigido por Áaron Gauder y producido Cinemon Entertaiment y Les Batelières Productions; estrenada en su país de origen el 16 de marzo de 2023. Estuvo entre las nominadas a mejor película independiente en los Annie Awards celebrados el pasado 17 de febrero, pero perdió contra Robot dreams.
Sinopsis: Basada en los mitos indígenas norteamericanos, esta historia transcurre cuando todo era nuevo pues apenas lo había hecho el Anciano Creador. Ahí se relata el origen del hombre, su progreso y su deterioro, en lo cual siempre intervino una criatura rebelde: El Coyote.
Aunque quizá sea demasiado pronto para sacar tales conjeturas, podría decirse que, desde hace menos de una década, con obras como Ruben Brandt, collector o Another day of life, el cine de animación húngaro empieza a encontrar su lugar específicamente en el género adulto, experimental y serio. Las cuatro almas del coyote es un nuevo aporte de ese carácter, que con sus aciertos y desaciertos, vale la pena conocer.
Como se aclara en la sinopsis (y en los créditos al inicio de la cinta) el guion está basado en los mitos creacionistas indígenas norteamericanos. En ningún momento de toda la película se especifica a cuál pueblo o tribu amerindia pertenecen los personajes; sin embargo, esto puede justificarse en que el Coyote mitológico está presente en historias de diversas culturas. Quien esté mejor capacitado para analizar la obra en relación con sus fuentes literarias, podrá sacar las más interesantes conclusiones. No es tal el talento del presente redactor, que por ende contemplará la película según lo que valga por sí sola.
Bajo la dirección de Gauder, las artes de la ilustración, la animación, la música y la actuación de voz confluyen con singular elegancia. Para los que gusten de la animación 2D, con ese efecto del trazo manual, el apartado visual de este producto es constante en su prolijidad y fluidez. De acuerdo al presupuesto con el que contaban, los artistas encontraron el estilo adecuado para que la obra se vea y se mueva sin reproches. Eso no es poca cosa tratándose de un largometraje independiente, pues mucho se notaron las limitaciones en otros recientes casos indie como Dispararon al pianista o El libro de Lila; incluso recientes películas de alto presupuesto, como Nimona y Wish, recibieron la crítica de lucir “incompletas” en cuanto a render o texturas. Por eso no es poca cosa mencionarlo. Las cuatro almas del coyote presume una animación 2D que bien pudiera compararse a la de Cartoon Saloon; no la de Wolfwalkers, pero sí la de The secret of Kells. Vale mencionar los momentáneos efectos de animación 3D, para ciertos objetos o escenarios, que se integran bien en la mescla con el 2D. Hay diseños de personajes sorprendentes: destaca en particular el Rayo, un ser de luz dibujado con trazos azules en constantes “electrochoques”.
¿Qué o quién es el punto central de esta película? La temática ecologista y filosófica quizá sea relevante, pero si hay una cosa que sobresale es el personaje principal: Coyote. Por más universales o magnos que sean los acontecimientos relatados, al final todo radica en las acciones y las fortunas de esta entidad malevolente. Antes de esta película, Áaron Gauder ya había escrito y dirigido dos cortometrajes con este protagonista; es evidente el cariño que tiene por el personaje, lo cual conlleva que sepa aprovechar sus cualidades. El Coyote mitológico (o Kojot, en húngaro) es todo lo que puede esperarse del afamado zorro esópico: astuto y tramposo, cuyas aventuras consisten cómo engaña a otros según su provecho. Para quien no estuviese previamente enterado respecto a la cultura amerindia, puede resultar llamativo el hecho de encontrar a un villano de cuentos sencillos interviniendo en el mismísimo Génesis, cumpliendo una función comparable a la de Satanás (si lo juzgamos cristiana y eurocéntricamente, claro está). Y ya que lo menciono, tampoco es ignorada la Europa del hombre blanco en esta historia del Coyote.
Acudiendo al aspecto más polémico de la cinta: Las historias del Coyote son narradas por un anciano indio, en la época actual, que participa de una manifestación contra una empresa que va a destruir una reserva ecológica. Algunos pueden considerar a esta subtrama innecesaria, o acusarla de un exceso de optimismo que raya en lo pedagógico-infantil. Siendo la historia principal (las aventuras del Coyote) de carácter pesimista y decadente, el contraste con esa subtrama puede no ser del agrado del público más exigente; con el cual inevitablemente se va a encontrar porque no es una película para público familiar. Manifiestas esas contrariedades, el hecho de establecer una subtrama que transcurra en la actualidad es un recurso razonable para evitar caer en la romantización de los pueblos originarios, como si sólo fuesen cosa del pasado.
La versión en español disponible es la que se grabó en España. Por lo pronto no se tiene información técnica al respecto, nombres de actores, directores o traductores. Y es una lástima, porque el producto final es de una calidad satisfactoria, y merece la pena mencionar a cada actor reconociendo su buen trabajo, en especial las voces del Coyote, el Anciano Creador y el Rayo. Hay probabilidad de que se revele alguna información en el estreno por stream. Las canciones no fueron dobladas, dejándose el audio original, generalmente en inglés, y alguna vez en un lenguaje amerindio. Y ya que no podemos hablar del doblaje, sí podemos mencionar el amplio y dedicado trabajo del equipo a cargo de la banda sonora, que incluye grandes talentos nativos americanos en la composición y la interpretación: Joanne Shenandoah, Ulali, Northern Cree.
En resumen, Las cuatro almas del coyote es una obra que, sin ser perfecta, goza de un buen número de virtudes que la hacen merecedora de la oportunidad. Está muy en boga la idea de que si una obra se dirige al público adulto debe tener, además de exceso de violencia y sexo, una trama compleja y profunda. Lo cierto es que los adultos también pueden amar los cuentos tradicionales, aquella sencillez de ver a un zorro malvado (en este caso, un coyote) mintiendo y estafando, como lo ha hecho desde tiempos inmemoriales.
Puntaje: 7/10